jueves, 13 de junio de 2013

Capítulo 1: La chica de blanco - Primera parte.


VOCALOID 02

Capítulo 1: La chica de blanco

Primera parte.

Una fresca brisa llegaba desde el mar hasta la pequeña ciudad. Los últimos rayos de sol creaban destellos en los largos cabellos color aguamarina de una muchacha que observaba el atardecer con calma. Sus ojos celestes brillaban mientras sus pies descalzos tocaban la arena seca y el blanco vestido que llevaba se mecía al son del viento. En su brazo izquierdo llevaba una especie de marca, un 01 en color rojo. El ambiente estaba tranquilo, ninguna persona llegaba a verse en el horizonte aún así había algo que inquietaba a la joven. 

Miró hacia ambos lados y apretó los puños. Había empezado a sudar. Algo o alguien le estaba vigilando, podía notarlo. El miedo le recorrió todo el cuerpo en forma de escalofrío, de nuevo sentía esas sensaciones humanas que tanto odiaba. “¿Por qué debo de sentir como los humanos si estoy creada para cantar?” se preguntó entonces. Una ola llegó hasta sus pies dejándolos helados, como acto reflejo la chica dio varios pasos hacia atrás. Empezaba a refrescar, se frotó los brazos con las manos para coger algo de calor.

En su cabeza se hacían continuas preguntas mientras la sensación de frio y miedo le acribillaban. “¿Por qué puedo sentir frio? ¿Por qué puedo sentir miedo? ¿Sirven de algo estas sensaciones? ¿Qué soy? ¿Acaso no fui creada tan solo para cantar? ¿Por qué estoy sola? ¿Por qué me han abandonado? ¿No funciono correctamente?” 

La chica había sido abandonada esa misma mañana poco lejos de allí por los mismos científicos que la crearon, durante el resto del día se había dedicado a dar vueltas en círculos por la playa bloqueada por no saber qué había ocurrido para acabar así. Su nombre era Miku Hatsune, Vocaloid 01, ella era el primer sonido del futuro, así la llamaban; la gran diva del futuro, la idol de las idols; pero ahora era tan solo un inútil humanoide abandonado.

No muy lejos de allí volvía de hacer las compras una mujer de recientes 19 años. Cargaba con dos bolsas llenas de botellas de cerveza e iba cantando “Nostalogic” una de sus propias canciones que muy pocos conocían. Las calles estaban solitarias y silenciosas, tan solo se escuchaba el rumor de las olas. Iba pensando en sus cosas y tropezó con Miku, que había dejado atrás la playa para investigar un poco la ciudad en la que se encontraba. Meiko, esta mujer, se sobresaltó y una de las botellas chocó con el muro que separaba la ciudad de la playa, una de las botellas se agrietó y de ella comenzó a salir cerveza y a crear un charco en el suelo bajo los pies de la más alta.

- ¡Mi cerveza!  - Exclamó con un grito ahogado, soltó con cuidado la otra bolsa en el suelo y sacó la botella agrietada, en cuanto encontró la parte por la que se estaba saliendo la cerveza acercó sus labios y comenzó a beber sin dejar escapar ni una sola gota.

- ¡Lo siento! Lo siento mucho – Se disculpó la más joven intentando hacer algo nerviosa y levemente sonrojada – No era mi intención…

La mujer que iba vestida con una falda corta roja, un top del mismo color y unas botas marrones miró a la chica fulminándola con la mirada mientras  trataba de no desperdiciar ni una sola gota de cerveza. Cuando acabó con toda la botella estaba muy furiosa. Realmente furiosa. Rompió la botella contra el muro agarrándola por la boquilla y se dirigió a la joven de dieciséis años. 

- ¡ERA MI CERVEZA! – Le gritó acercándose cada vez más mientras levantaba la botella amenazadoramente. 

Meiko hizo ademán de golpear a la chica en la cabeza, pero rápidamente Miku la esquivó inclinándose hacia un lado. La botella rozó la mejilla de la joven causándole un pequeño arañazo del que empezó a brotar sangre. Miku se llevó la mano a la mejilla y vio horrorizada como estaba manchada de sangre. 

- ¡Oiga, no hace falta que haga esto! ¡Le compraré otra botella! ¡Por favor! – Caminaba de espaldas esquivando los ataques de Meiko y suplicándole perdón. Las piernas le temblaban. La sangre que brotaba de la herida se escapaba por los dedos de la joven y caía al suelo dejando gotas oscuras de sangre en su camino.

Las piernas le fallaron y le hicieron tropezar cayendo al suelo de culo. Meiko sonreía maléficamente, alzó la botella bien alto mientras Miku, del mismo miedo, comenzaba a llorar. La sangre se mezclaba con las lágrimas que le escocían al pasar por la herida. La mayor bajó precipitadamente la botella hacia la cabeza de Miku y esta trató de no ser golpeada poniendo los brazos cruzados sobre ella con los ojos muy cerrados. 

Un segundo. Dos segundos. No ocurría nada. La inocente muchacha aterrada abrió los ojos temiendo que aún fuese a golpearla, cuando logró ver con claridad que un joven de ojos y cabello azul había frenado el golpe agarrando de la muñeca a la mujer de rojo. Vio como él le pegaba una colleja en el cuello y los ojos de Meiko, oscurecidos, comenzaron a brillar, como si hubiesen pasado de la muerte a la vida de nuevo. La mano de la mujer se relajó y la botella cayó al suelo rompiéndose en pedazos muy cerca de Miku.

- ¿Qué ha pasado? ¡¿Y mi cerveza?! – Dijo Meiko alterada, como si no recordase nada de lo que acababa de suceder.

-  ¡Meiko, has estado a punto de matar a una chica! ¡Otra vez! – Le regañó el hombre de azul, aunque en su expresión no mostraba solo enfado, sino también algo de miedo y preocupación. 

- ¡No ha sido mi culpa! ¡Ella ha hecho que rompa la botella de cerveza! ¡Y tú cállate! – Le contestó dándole un empujón al muchacho peliazul y girando la cabeza indignada se volvió para coger la bolsa con las botellas de cerveza.

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